January 15, 2010
A orillas del río Piedra me senté y lloré
Este es un interesante fragmento del libro que estoy leyendo hoy. Desde hace un tiempo soy seguidora de Paulo Coelho y la verdad junte sus libros sin haber tenido la oportunidad de leerlos todos.
Hoy me tocó comenzar este, hasta ahora me encanta! Trata sobre dos personas que se conocieron cuando eran chicos y leugo se separaron cuando él decidió irse a conocer el mundo. Ella se mudo a una ciudad mas grande y se conformó con lo que se supone que teine que hacer, studiar, trabajar y casarse.
Un día se encuentran mientras él está dando una charla y ella se dá cuenta lo mucho que cambió, él habla sobre los milagros de la vida y cómo los dejamos pasar al cerrarnos y no creer en ellos. Ella se siente identificada con lo que escucha pero aún asi sigue cerrada a la idea de liberarse.
Él le devuelve una medalla que le pertenecia cuando eran chicos y que prometió no devolversela hasta tener el valor de decirle que la quería. Todo este tema de amor ocasiona una lucha en ella, asustada al maximo porque no es el candidato ideal y porque a su vez ya no cree en esto del ''candidato ideal''. Simplemente sabe que él se irá pronto y no puede enamorarse de alguien que no estara presente.
Ella cambia sin darse cuenta, empieza a escuchar y a abrirse un poco, empieza a comprender el camino que él sigue.
Todavía no llego a la mitad del libro... pero estoy segura que hoy lo termino! Mientras tanto... aquí esta un pedacito que me encantó:
''A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar, decía él. Percibirnos que el instante mágico de aquel día pasó, y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su magia y su arte.
Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día, y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz.
Ese niño que fuimos un día continúa presente. Bienaventurados los pequeños, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.
Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma también ofenden la ley de Dios aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.
Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.
Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente de otro.
Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.
Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar. Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida.''
Fragmento ''A orillas del río Piedra me senté y lloré'' de Paulo Coelho
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